Entre las cosas que no se mudaron, cuando mudé de país,
estaban algunos dibujos que había hecho a fines de los ’80. Este año procedí a
mudarlos. Entre ellos, dos dibujos de Freud. Uno de un retrato de su rostro y
el otro de esa foto que no se consigue fácilmente –en el museo de Freud en
Londres sólo está reproducida en uno de los lados de un pequeño cubo. Ese dibujo inconcluso, algo grande para el transporte, es sobre esa foto en la que lo
están esculpiendo a Freud, sentado en el jardín de su casa. Es una foto hermosa
que me hubiera gustado adquirir. Como no fue posible, decidí dibujarla. A Freud
se lo ve muy bien, con uno de los perros de la raza chow-chow que tuvo en sus
últimos años de vida. ¿Se tratará de Jofie, la inseparable perra que lo
acompañaba hasta en las sesiones? Es una instantánea del momento en que
Oscar Nemon lo está esculpiendo. Se lo había propuesto Federn para su
cumpleaños 75, aceptado a regañadientes por Freud. No fue fácil para Nemon, así
lo cuenta en sus memorias, ya que el modelo no hablaba y se mostraba huraño.
Pero el resultado le gustó a Freud y a Anna, su hija, tanto que le pidió otra
escultura igual para regalar a su hermana. A quien no le gustó fue al ama de llaves de Freud.
Así se cuenta en el sitio web del escultor: “La ama de llaves de Freud, Paula
Fichtl, comentó que el profesor que el escultor había hecho parecía muy
enojado. La respuesta de Freud fue: "Pero es que estoy enojado. Estoy
enojado con la humanidad”.
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Dibujo inconcluso. Lidia Ferrari, 1989. |
Fragmentos del dibujo inconcluso
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Jofie, la perra de Freud |
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Sigmund Freud |
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