Lo que puede decir una
ilustración
A raíz de la publicación de mi libro La diversión en la crueldad. Psicoanálisis
de una pasión argentina, varias personas me preguntaron sobre la
ilustración de la tapa.
En una investigación que realizaba en la Biblioteca
de Francia en París, me encontré con el libro “Tangoville” del autor SEM. Para
más precisión lo fui a buscar. Se trata de un libro de grandes proporciones en
cuyas páginas sólo se presentan
ilustraciones del famoso Georges Goursat (SEM), ilustrador de varias revistas
importantes de Francia y el mundo de las primeras décadas del siglo XX. Cada ilustración
muestra a personajes importantes de la época que, en clave satírica, bailan el
tango. El libro es la encarnación de eso que ocurría en el año en que fue
publicado: 1913, año de la tangomanía en París y en el mundo. ¿Quiénes son los
protagonistas de esas divertidas y a veces mordaces ilustraciones? Lo más
granado de la aristocracia y burguesía que asistía a esos bailes donde el
protagonista era el tango, y que fue uno
de los empujones más fuertes para el éxito internacional del tango. SEM agrega
los nombres de los personajes encumbrados que satiriza y coloca en poses
extrañas en este exótico compendio que es Tangoville (ciudad del tango). Allí
se encuentran con Coco Chanel, el Barón M. de Rotschild, Jean Cocteau, DAnnunzio,
el Prince Orloff, Agha-Khan, muchos otros y algunos personajes históricos.
Entre tantos apellidos de la realeza y de la
nobleza internacional hay una ilustración, la elegida para el libro, donde hay
dos personajes centrales, dos hombres. Estos dos personajes son Beni de Castellane y Anchorena (detrás más
difusa una silueta femenina mencionada como Mme. Legrand). SEM titula la ilustración: “Le retour a Buenos Aires” y un
texto en castellano debajo dice: “Mi querido, me vas a enseñar el famoso tango
parisién”. El más famoso dandi de esa época: Beni de Castellane, le dice eso a un
Anchorena argentino. No sabemos de cuál
Anchorena se trata. Quizá fuera Aaron Anchorena, famoso dandi argentino. Los Anchorena, como tantos apellidos ilustres de la oligarquía porteña,
formaban parte de este mundillo parisién en el que resplandecía el tango. Un
tango que se aristocratizó y que, se dice, volvió aprobado después de su
triunfo en París para ser aceptado en su lugar de origen. Una mitología que ya
ha encontrado quienes la desmienten, pero que, como toda mitología, le da un
sentido a lo que no se conoce y hace enigma.
Entre condes,
marqueses, oligarcas y burgueses de alto rango aparecen en las revistas de la época, en las
primeras décadas del siglo XX las Madame y los Monsieur Anchorena. Sabemos que
una sobrina de Aaron Anchorena se casó con un hijo de este dandi del ambiente
mundano internacional. Beni de Castellane, aristócrata de sangre noble, tuvo la
ocasión de reunir la nobleza de su sangre con la fortuna gracias al matrimonio
con una heredera de un multimillonario estadounidense. Una unión por demás
frecuente que compensa de lo que se carece: el aristócrata al que le hace falta
el dinero, y la millonaria a la que le falta el nombre. No había llegado el
momento en que la realeza se uniera con plebeyos y encima pobres.
¿Por qué usamos esta ilustración para la tapa de un
libro que no se ocupa del tango? El auge de las bromas pesadas del ‘900
coincide con un cultivo de la diversión en las clases burguesas y altas de la
época. Los argentinos tenían con París un comercio frecuente y constante. De
allí, como se verá en el libro, provienen muchas de las formas de la diversión,
si bien aggiornadas al suelo argentino. Los “fumistas” (bromistas pesados) como
José Ingenieros o Gregorio de Laferrere
tendrán sus modelos en los parisinos. En la ilustración de SEM se unen la aristocracia
argentina y la francesa, el vértice de un mundo en el cual circula una
particular forma de diversión.
ilustración completa Tangoville, de SEM |
otra ilustración de Tangoville de SEM - Comte Halley-Claparede. "Le seul moyen de tanguer á l'aise" |
otra ilustración de Tangoville, de SEM |
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